Con la llegada del invierno, en muchos hogares comienzan a encenderse las chimeneas. Pero, ¿estás seguro de que está lista para ser utilizada? Te explicaremos cómo limpiar la chimenea sin tener que dejarte el sueldo en profesionales. Además, si eres de los que prefiere economizar, la mejor opción es hacerlo tú mismo. Porque la mayoría de los productos que se necesitan serán reutilizados al año siguiente, por lo que el gasto será amortizado.

Materiales necesarios

Para empezar, necesitarás adquirir un cepillo deshollinador que será la herramienta fundamental para este trabajo. Una linterna, una escoba y recogedor para los restos que se irán desprendiendo y, para complementar, una aspiradora deshollinadora. En su defecto, se podrán utilizar las herramientas habituales para barrer.

Los leños y sacos deshollinadores serán necesarios para una limpieza química así como unos plásticos y papel que protejan la zona. Para tu seguridad personal, utiliza una máscara para facilitar la respiración, gafas protectoras, algún recubrimiento para el cabello, guantes y vestimenta que pueda ser desechada, porque es muy posible que se manche.

Limpieza de mantenimiento

Si se realiza un mantenimiento periódico de la chimenea se facilitará que la posterior limpieza de choque suponga menos tiempo y esfuerzo.

¿Con qué frecuencia debo realizar el mantenimiento de la chimenea?

Lo más recomendado es realizar el mantenimiento de las chimeneas una vez por semana durante la época en la que se esté utilizando. Dependiendo del uso que se le dé a la chimenea, la cantidad de materiales que necesitaremos variará. Así, si se le da un uso ocasional, por ejemplo solo los fines de semana, bastará con una bolsa deshollinadora por semana. Sin embargo, si el uso es mayor (más de tres días a la semana durante 5 meses), se requerirán unas tres bolsas semanales.

Cómo lo hago

Para darle un buen mantenimiento a nuestra chimenea, el método más cómodo, rápido y eficiente es utilizando la vía química. La quema de ciertos productos crea una reacción química que disuelve los residuos que se depositan en las paredes del tubo (como la creosota). Estos artículos son las bolsas deshollinadoras.

Para ello, es importante encender previamente la chimenea y mantenerla durante unos 30 minutos para que se calienten los conductos. Una vez esté caldeada, meter las bolsas y dejar que se quemen. Si es necesario repetir el proceso, habrá que esperar 24 horas para hacerlo.

¿Y la limpieza de choque?

Es imprescindible no dejar sucio el conducto por el que salen los humos de un año para otro. Esto, además de originar suciedad, podría ser peligroso porque la combustión del carbón o de la madera genera una sustancia denominada creosota. Este elemento es un aceite espeso y viscoso que actúa como combustible si entra en contacto con chispas de fuego externas, además de impedir el correcto funcionamiento de la chimenea. Estas partículas se depositan en las paredes del tubo y lo obstruyen, lo que hace que los humos se devuelvan a la habitación. Así, cuando se aprecien unos 3 mm. de grosor de hollín y creosota, es necesario realizar una limpieza.

¿Qué proceso debo seguir?

Realizando una limpieza mecánica de la chimenea nos aseguraremos de que mantenemos una higiene exhaustiva y adecuada de la misma. Un cepillo, denominado erizo, es perfecto para este tipo de trabajo. El instrumento viene integrado con una guía flexible que permite acceder a todas las zonas del tubo conductor.

En primer lugar, se moja un cepillo en una mezcla de un litro de agua tibia y tres vasos (de 200 ml.) de vinagre que nos permitirá limpiar las paredes de la chimenea. Para limpiar el tubo por el que salen los humos, primero se eliminan de la zona las cenizas restantes y, posteriormente, se aísla el área con plásticos. Se introduce el erizo deshollinador y se frota tanto como sea posible, con cuidado de que no se suelte el tubo, y se aspiran los desechos que hayan ido cayendo.

Aunque también es posible realizar una limpieza con leños, lo más aconsejable es deshollinar la chimenea manualmente en profundidad cada año. Durante el tiempo que se le esté dando uso, se recomienda mantenerla limpiar con bolsas deshollinadoras.

Frecuencia con la que debemos efectuar una limpieza de choque

Dependiendo del tipo del tubo que expulsa los humos la frecuencia variará. Podemos encontrar tres tipos de materiales:

  • Acero galvanizado: este material requiere de mayores cuidados y, por tanto, su limpieza será bianual (antes de utilizar la chimenea y al acabar la época invernal).
  • Acero inoxidable, acero inoxidable aislado, acero vitrificado: la resistencia de estos materiales permite que con una limpieza anual de la chimenea sea suficiente.

Para ello, si utilizamos la chimenea de forma ocasional bastará con un leño al año, sin embargo si el uso es frecuente quemaremos un leño de tres a cinco veces por año.

Otras recomendaciones

Encendiendo de forma correcta la chimenea, evitaremos que se queden residuos innecesarios en las paredes de su estructura. Utilizar astillas o pastillas de encendido, en vez de papel, es la mejor forma de hacerlo, lo cual generará menos alquitranes.

Además, el combustible que se usa es fundamental, ya que cada tipo de chimenea requiere de su propio modelo de combustible (pallets, bialcohol…). Es recomendable utilizar una leña que esté bien seca, de material duro y poco resinosa, como la de la encina o roble. Ya que maderas blandas como la del pino, por ejemplo, generarán mucha resina que se adherirá a las paredes del tubo. Tampoco se deben quemar maderas procedentes del mobiliario, barnizadas ni pintadas.

Ahora que sabes cómo debe ser el correcto mantenimiento de tu chimenea, estás listo para los fríos días del invierno que se avecinan.

¡Y recuerda la importancia de limpiar tu chimenea!